Crónica Las Noches del Botánico: cuando el mito supera a la realidad, Giorgio Moroder

Solo citar su nombre impone.

Desde que tengo uso de razón musical, la figura de Giorgio Moroder ha estado presente de la misma manera que el Derecho Romano está presente en toda la carrera de Derecho. Era una figura que desde siempre asociaba a otro momento mejor de la música electrónica, esos momentos en los que no había reglas, no había nada predeterminado, ya que no había nada inventado.

Para aquellos que no conocéis o no tenéis referencias del personaje del que hablo, con escuchar la canción “Giorgio by Moroder” de Daft Punk, te das cuenta de la impresionante figura objeto de esta crónica ya que no seríamos capaces de entender la música electrónica actual (del estilo que sea) sin él. Simplemente un futurista adelantado a su época pero triunfador en aquellos años del nacimiento y consolidación de la “música disco” en todo el mundo; creador de ese loop sin fin que da base a “I Feel Love” de Donna Summer o del shynte del “Chase”, “Never ending story” con Limahl o “Love Kills” con Freddy Mercury, son solo 4 ejemplos de la magnitud de Giorgio Moroder.

No vamos a poner en duda lo que fue, lo que hizo y por lo que será recordado… pero el pasado sábado 22 de julio dentro de Las Noches del Botánico, muchos hubiéramos preferido quedarnos con el mito y no ver la faceta de Showman, con una sesión ya grabada, sin opción a alterar nada, sin mezclas in situ y con una selección musical más que discutida.

No utilizaré la palabra patético… porque a los mitos hay que respetarlos, pero en ciertos momentos esa era la sensación que se respiraba.

No puedo entrar a valorar la ejecución, ya que como he dicho, la sesión estaba grabada y lo único que tuvo que hacer es darle al play, que curiosamente las imágenes de la pantalla iban cronometradas con las mezclas y estas se producían sin incluso el maestro tener las manos en la mesa; por eso, mejor no valorar lo que fue su faceta como Dj, que es el formato que se nos presentaba en este espectáculo, sino que entraré a valorar lo que fue el conjunto del Show y como un hombre de 77 años supo estar y mover a 2.000 personas.

Gran mayoría de los que nos dimos cita allí, estábamos ya “ganados” y con poco que hiciera el maestro íbamos a saltar y emocionarnos… y así sucedió. Una selección de temas clásicos de los años 70/80 con una base rítmica actual, todo cronometrado con las imágenes de la pantalla, un gran equipo de luces y un gran sonido hicieron que durante hora y media disfrutásemos cual pista de baile de STUDIO 54. El público supo respetar el mito y dejar de lado el resto. Quizás llegábamos tarde, ya que con 77 años es complicado ver lo que deseábamos ver, debíamos haberle cogido 30 años antes.

El repertorio elegido para la sesión enlatada, no fue muy de mi agrado, pero he de decir que a la gente le gustó y es verdad que los artistas no deben gustar a los entendidos, sino al público en general que es el que paga la entrada. Y debo dar fe que la gente disfrutó y bailó, incluso yo, pero por algún tema puntual como “Feel Love” de Donna Summer.  

La anécdota de la noche fue el momento en que sonó el “Despacito” y el público se lo recriminó pitando y quejándose. Alguien debería haber asesorado al maestro que los que allí nos dábamos cita queríamos escuchar la esencia de Moroder y no remixes baratos de temas que no cuadran en este evento. En fin, si el maestro lo eligió será por algo y el equivocado probablemente sea yo.

Ante todo disfrutamos de una noche en la que uno de los Dioses de la Electrónica bajó a la tierra, aunque la banda sonora elegida no fue la idónea ni tampoco su ejecución. Pero en cualquier caso, le damos gracias por haber existido, por existir y por haber dejado en la tierra piezas atemporales que podrán disfrutar nuestros hijos y nietos y que seguramente serán estudiadas en un futuro.

Con esta crónica damos por terminado el ciclo de asistencia a Las Noches del Botánico. Quiero, antes de despedirme, manifestar la gran apuesta que la organización hace de este Festival. Madrid está de enhorabuena y debemos cuidar estos eventos para que en un futuro continúen. Sin duda son una gran apuesta musical, personal, de medios, de iluminación y sonido que nuestra capital pocas veces ha vivido. Desde NRF MAGAZINE apoyamos sin duda esta gran iniciativa y damos las gracias a todo el personal y staff que nos ha ayudado, haciéndonos sentir como en casa durante estas tres jornadas en las que hemos asistido.

Gracias y hasta el próximo año!!!

Crónica: Fernando García.

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